Mi amor por el diseño fue lo que hizo que me adentrara en el mundo de la coctelería.
De a poco comencé a verlo como un arte y no como un trabajo. La búsqueda del equilibrio entre las bebidas, las frutas, las flores, las hierbas es lo que más me divierte.
Creo que cada cóctel debe ser preparado con la dedicación y compromiso que se merece. La magia la encuentro en los detalles, desde el momento de elegir el vaso en el que saldrá, hasta el último toque del “garnish”.